Biopic sobre estos dos geniales cómicos, Stan Laurel y Oliver Hardy, aquí conocidos como "El gordo y el flaco", nombre que lamentablemente también hereda esta película en su estreno en España.
Me gana sin resistencia por mi parte. Me gusta mucho esta pareja, he visto la gran mayoría de sus cortometrajes y alguno de sus largos. Podía haber sido un fiasco para mi devoción cinéfila pero esto no ocurre. La película me atrapa en primer lugar por los dos intérpretes, su parecido físico y su imitación de gestos es admirable, pero es que además, cuenta la historia de cuando empezó su declive, de su gira teatral esperando volver a rodar, así como el cambio de gustos en los espectadores cuando ellos habían estado en lo más alto de la fama. El drama está servido.
Stan es el creativo, escribe los guiones, pule las escenas y diálogos y no sabe estar sin trabajar. Ollie se deja llevar por el trabajo de su compañero, él no se dedica a esos menesteres pero juntos son un engranaje cómico que funciona a la perfección. Esto la película lo cuenta de maravilla.
Además aparecen las esposas de ambos en esos años, lo que enriquece la historia y da más juego humano para sentir interés en las personas detrás de la sonrisa de payaso. Tampoco quiero obviar la ambientación hecha con esmero y recursos. La historia gana según avanza y acabo de verla con deseo de volver a ver alguna de sus películas originales. Esto ya dice mucho de lo que me ha gustado.
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