No solamente tiene un bonito cartel sino que también estaba nominada a mejor película en la última edición de los premios Goya y además está rodada integramente en vasco, características todas que me llevan a ver esta cinta.
Con un estilo sobrio de emociones contenidas, la historia avanza con maestría y los personajes van descubriendose en detalles de sus rutinarias vidas que están salpicadas por sorpresas más que importantes. Y esa sobriedad es lo que más me gusta del relato. Saber mantener el tono y hacerlo de esta manera me agarra de principio a fin.
Magníficos los actores y genial el guión en el que no hay por qué contar nada extraordinario sino como una mujer recibe flores de un desconocido hasta que se entera de quién es su admirador. Por el camino, otras mujeres (madres, esposas, hermanas), una relación anodina de pareja, la muerte, la memoria, la niñez, la vejez y hasta la soledad. La vida con las flores como leit motiv de algo inexplicable en lo que se ven envueltos varias personas que casi no se rozaban en su devenir diario.
Loreak ha sido seleccionada como candidata por España a los premios Oscar en lengua no inglesa. Es difícil que quede entre las cinco elegidas pero mientras, ha vuelto a ser estrenada en las salas de cine y se sigue hablando de ella, así como se resalta esa interesante curiosidad de que esté hablada en euskera. Mejor disfrutarla en su idioma original que acomodarse al absurdo doblaje que por aquí suele ser habitual.
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