Un famoso mago se hace pasar por hombre de negocios para intentar desenmascarar a la joven médium que está demostrando sus poderes al cobijo de una familia francesa durante los años veinte.
Woody Allen vuelve a un tema recurrente en su filmografía: la magia, pero como casi siempre, envuelta en la comedia, el amor y esta vez recreando los años veinte en la Riviera francesa. Colin Firth y Emma Stone son los antagonistas, tenemos al mago, cínico, descreído, escéptico y muy pesimista, mientras ella es la joven médium que partiendo de una infancia pobre vive ahora rodeada del lujo de sus anfitriones y con el futuro halagüeño de casarse con su rico pretendiente.
Bonita, agradable de ver, con un tono menor pero muy reconocible el trabajo del director en esta historia que enfrenta a la razón con el más allá, el amor práctico con el pasional o simplemente, la ciencia con la magia. Al igual que se reconoce ese tono en la dirección, es fácil pensar que el papel de Colin Firth sería el que protagonizara, si tuviera menos años, el propio Woody Allen. Es el personaje que aporta el humor con los habituales chistes sobre temas tan habituales como la muerte o el amor.
No me gusta mucho Colin Firth pero aquí da el tipo perfectamente, mientras que Emma Stone está estupenda. Los secundarios también muy bien, destacando Eileen Atkins en el papel de la tía francesa. El resto, en un tono normal en las películas de Woody Allen: música, ambientación y trama amorosa. Para mí es un placer ver una de sus películas: ya sé lo que me espera y es agradable esa sensación de ver otra historia con sus típicos ingredientes.
Creo que desde que se estrenó Hannah y sus hermanas (1986), no había vuelto a ver una película del director doblada en pantalla de cine. Siempre lo he hecho, desde entonces, en sesiones en versión original subtitulada pero esta vez, la he repescado en una sala de verano en versión doblada y me gusta dejar por aquí el dato a título informativo.
0 comentarios :
Publicar un comentario