Tercera parte de la saga precedida por Before Sunrise (Antes del amanecer, 1995) y Before Sunset (Antes del atardecer, 2004). Con la diferencia de nueve años (en la realidad y en la ficción) entre cada una de ellas, mismo director y actores, para dar vida a la relación amorosa entre los personajes de Jesse y Celine.
Se conocieron hace casi veinte años y ahora son pareja, con dos hijas gemelas, viven en París y él tiene un hijo de su anterior mujer que vive con ella en Estados Unidos. Ahora la historia ya no es una relación de amor y seducción entre dos personas que se atraen, la realidad hace acto de presencia. Viven juntos, educan a sus hijas, tienen cosas que reprocharse y conocen los defectos del contrario: pura realidad. Pero nosotros, los espectadores, no vemos el lado rutinario de la relación, porque están de vacaciones en el sur del Peloponeso griego, invitados en casa de un amigo escritor y las vacaciones les tiene más relajados.
En la pantalla vamos a disfrutar con la belleza de los paisajes costeros, la comida mediterranea, la larga sobremesa y el carácter latino de los anfitriones. Además hay una bonita referencia cinematográfica a Viaggio en Italia (Te querré siempre, 1952) - Roberto Rossellini, aunque quienes conocemos de que va la historia de la pareja, sabemos que los diálogos acapararán nuevamente la pantalla.
El diálogo sigue siendo el motor de la acción. Planos larguísimos en los que los dos personajes principales (a veces solos y otras acompañados) hablan, discuten y cambian opiniones sobre todo. Seguimos reconociendo a los personajes creados por Richard Linklater. Jesse es un escritor famoso que ha usado su vida personal en los libros y Celine se siente frustrada por encontrarse supeditada al cuidado de las niñas y no poder aceptar un trabajo ideal que le han propuesto.
Como a diferencia de las dos anteriores, han pasado nueve años en la vida de la pareja en la que han vivido juntos y los espectadores no lo hemos visto, verbalizan como ha ido la relación para que así nos enteremos. Nos resumen su vida en común en esos largos diálogos y nos muestran que, aunque se siguen queriendo, el tiempo ha deteriorado la relación al igual que sus físicos también se han deteriorado con los años cumplidos.
La película no ha conseguido engancharme tanto como la segunda parte (mi preferida por ahora). A veces la he sentido demasiado distinta a lo que me esperaba. Mucho discurso agresivo de lucha de sexos, demasiado espacio dedicado al trabajo literario de Jesse, repetitiva insistencia en la diferencia entre un norteamericano y un europeo o excesiva cancha a la obsesión de los hombres por el sexo. Me he encontrado fuera de lo que me contaban en varias ocasiones pero también me he visto reflejado en varias partes de la trama, como en la escena inicial en la que el padre separado despide al hijo que se va con su ex; y he agradecido que la historia termine como lo hace, sin cerrar la puerta a nada y esperando que la vida (y la probable pero no segura continuación) sea quién diga la última palabra.
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