Adaptación del relato de Ignacio Aldecoa por Mario Camus que ya había realizado dos adaptaciones del escritor: Young Sánchez (1964) y Con el viento solano (1966).
Elisa es una joven burguesa que prepara su tesis doctoral en un Madrid veraniego. Como necesita una serie de fotografías conoce a Pablo, un fotógrafo más mayor y con un hijo, al que le compra el material que le interesa. Entre ambos va a surgir una historia de amor.
La historia se centra en las diferencias sociales y vitales de los protagonistas. Ella pertenece a una familia adinerada con el futuro resuelto aunque todavía es joven e inexperta, mientras que él ya está de vuelta de muchas cosas y lleva una vida más inestable económicamente. Camus decide cambiar la edad de Pablo que en el original literario es mucho más jóven aunque no lo he leído para poder hacer comparaciones.
El desarrollo de la trama se sigue con interés. Elisa tiene varios hombres a su alrededor, desde su tío empresario de éxito, hasta amigos ligones (Carlos Larrañaga tan seductor él), pero se enamora de Pablo y así vemos como hacen vida en común con el hijo de éste, hasta que ambos se distancian porque él no se ubica en el mundo de ella.
Hasta ahí no hay mucho más destacable que mi interés por contemplar ese Madrid de terrazas, cubatas de ginebra con coca cola, cigarrillos a todas horas y hasta hombres que recuerdan poesías. Pero al final, la sorpresa aparece con el drama exagerado, romántico y hasta increíble con el que el relato se cierra.
Por el camino, aunque me gustan los actores principales, y disfruto de la belleza de Catherine Spaak, me da rabia que los actores estén doblados (claro que los protagonistas son franceses) y no acabo muy convencido de la trama, sobre todo por ese final sorpresivo. Una cosa que se me hace rara es que en los títulos de crédito el director figure con el apellido Camús cuando siempre he oído y leído que no lleva ese acento.
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