Adaptación de la novela de Mercedes Pinto que Luis Buñuel tenía como una de sus películas preferidas al haber puesto en el personaje principal algunos de sus rasgos personales. Y es que el director era un celoso confeso, como Francisco, el protagonista que se enamora de Gloria y sufre de celos de manera enfermiza.
Drama amoroso en el que se cuidan mucho los detalles y que tiene escenas míticas: el cura lavando y besando los pies en el jueves santo mientras Francisco mira los pies de los feligreses y encuentra los de la mujer de la que se enamora, el intento de asesinato en el campanario (que podría ser fuente de inspiración de la mítica escena de Vertigo) o que Gloria reciba tres tiros a bocajarro cuando es ella la que está contando la trama en flash back.
Llena de detalles narrativos y de profundidad de los personajes, se me atraganta un poco en cuanto a lo acartonado de algunos diálogos en comparación con la frescura que estos tienen en otras películas con personajes populares de las dirigidas por Buñuel. Claro que eso no impide que la película brille por lo bien contada que está y por ese personaje principal arrastrado por sus celos obsesivos y muy bien interpretado por Arturo de Córdova. Sin olvidar que para la época trata un tema innovador como son los celos machistas dentro del matrimonio.
Sin duda se trata de una de las películas más interesantes de la etapa mexicana del director que consigue mostrar la historia tanto de manera visual como por el retrato interior de los personajes. Como ejemplo, la escena final en que Francisco recluido como monje sigue mostrando con sus andares en zig zag, que todavía no se ha curado de su locura.
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