Dos documentales dirigidos por Carlos Benpar que denuncian el maltrato que sufren las películas y cómo una obra creada por un cineasta acaba siendo alterada por productores, exhibidores, cadenas de televisión o proyeccionistas.
Los dos documentales fueron premiados con el Goya al mejor documental en las últimas ediciones de estos premios.
Cambio de formatos, coloreado, alteración del montaje, escenas añadidas, doblaje, cortes de publicidad, sustituciones de bandas sonoras, inserción de logotipos de los canales de televisión y todos los atropellos que sufren las películas son tratados con mayor o menor importancia.
La estructura de estos documentales es muy variada. Se compone de testimonios de directores cómo Woody Allen, Berlanga, Bigas Luna, Bertolucci o Sydney Pollack entre otros; secuencias explicativas de cambios de formato, de cortes para la publicidad o doblajes; escenas de ficción que recrean como Felipe II mutiló una pintura de Tiziano para que pudiera entrar en el espacio dónde la quería colgar; explicaciones de las leyes que protegen los Derechos del Autor de una obra artística o relatos de la trayectoria de algunos de los pleitos interpuestos para defender estos derechos.
El primero de estos documentales, Cineastas contra magnates, me ha parecido más completo que su continuación. Me parece que en esta hay menos originalidad y que el resultado final ha quedado más aburrido ya que gran parte de su metraje son los testimonios en los que se relatan los pleitos que acaban haciéndose un poco cansinos. Carlos Benpar no ha querido entretener al espectador si no hacerle consciente de las prácticas habituales de las empresas productoras y exhibidoras en el maltrato al llamado séptimo arte.
Las secuencias en las que se explica cómo se mutilan los formatos de las películas, me han gustado mucho, ya que se entiende claramente la diferencia entre la obra original y el formato impuesto por la televisión o que el proyeccionista no respeta. También interesante la parte dedicada al coloreado, así como algunas de las anécdotas que van apareciendo. Es genial la intervención de Dálí con la que comienza Cineastas en acción.
Por contra, he echado de menos, mayor insistencia en el fiasco del doblaje. Siendo nuestro país uno de los que más se practica me hubiera gustado mayor hincapié en lo que se ha convertido en una obligación del mercado al haberse acostumbrado los espectadores a ver todo doblado y repudiar el cine en versión original con subtítulos.
No sé si documentales como este servirán para algo. Supongo que da igual, que los que lo vamos a ver ya nos buscamos la vida para ver las películas en versión original, para no contemplar un film en cinemascope mutilado, para saber que una peli ha sido censurada en alguna de sus partes o para conocer que existe un cine en blanco y negro que no tiene nada que ver con el coloreado mercantilista de un producto artístico. En definitiva, para disfrutar del cine tal y como fue concebido por sus creadores.
*Publicado el 2/6/07 en Apuntes sin papel.
*Publicado el 2/6/07 en Apuntes sin papel.
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