En el País Vasco dos hermanos son separados de su caserío por la Primera Guerra Carlista, el que se queda en su casa, crece de tal manera que es tratado como si fuera un gigante. La familia con ayuda de un empresario se aprovecharán de esta circunstancia para exhibirle y ganar un dinero necesario para su precaria economía.
Maravillosa tanto en la historia como en todo ese mundo de las ferias itinerantes por las ciudades y más tarde su trayectoria en otros países. La relación entre los hermanos, la reclusión necesaria del gigante para no hacer perder el interés a sus posibles espectadores, la reunión con otros gigantes y otras escenas, llevan el relato a un gran nivel que me tiene fascinado durante toda la historia y especialmente cuando ambos hermanos se lanzan en solitario.
Ambos directores junto con José María Goneaga dirigen La trinchera infinita, mientras que éste último con Jon Garaño también han dirigido Loreak. Todas son películas más que interesantes y que demuestran la buena filmografía que están creando.
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