Luis Buñuel rueda la adaptación de la novela Muro blanco en roca negra, en la que se cuenta una historia de venganzas familiares que ocurre en un pueblo mexicano en el que las armas, el machismo y la metáfora del río que hay que cruzar después de cometer un asesinato, son los ingredientes con los que se mueve el director aragonés.
No es gran cosa lo que ofrece la película y seguramente si no estuviera revisando la filmografía del director, no sería una de las que vería porque salvo contadas escenas (ese principio en el que se produce la primera muerte, el enfermo enchufado a un pulmón artificial) hay poco que salvar. He leído en alguno de los libros sobre Buñuel que le llamaba la atención la violencia mexicana y aquí queda claro que ese podría ser el leit motiv que tuvo para dirigir este film. Por otra parte, ni surrealismo ni otras constantes de su filmografía aparecen por ningún lado.
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