Relato terrorífico en el que una mujer con una vida familiar complicada, está recluída en su domicilio por agorafobia y conviviendo con su hermana pequeña a la que educa en la represiva religión católica.
Son los años cincuenta en España y el piso donde viven es el único escenario de la acción dónde están rodeadas de simbología católica y con la única visita de una clienta a la que Montse, la hermana mayor, le hace el vestuario. Por lo menos, la pequeña sale de la casa aunque a su hermana no le gusta que se relacione con ningún hombre.
La historia avanza con un buen ambiente de tensión reforzado por las conversaciones de Montse con su padre muerto que se le aparece cada dos por tres. Todo cambia cuando acogen a un vecino herido que se ha caído por las escaleras y es a partir de la aparición de ester tercer personaje cuando la sangre, el gore y, en definitiva, el terror se apodera definitivamente del guión.
Lástima que entonces la película comience a escaparse de las manos de los noveles directores porque, a pesar de contener una gran interpretación de Macarena Gómez, el guión se deshace en sangre y la actriz principal no consigue el apoyo de los otros actores (Nadia de Santiago se salva pero Carmelo Gómez está deslucido y Hugo Silva muy mal). Todo se convierte en un guiñol de sustos entretenidos pero sin más trascendencia que ver que se le ocurre a la desquiciada Montse. El peso recae en el terror que produce esa hermana que ha perdido la cordura, que no repara en matar a diestro y siniestro y que, para más inri, deja para el final la sorpresa esperada del drama familiar que produce más indiferencia que otra cosa.
0 comentarios :
Publicar un comentario