No he leído la novela The Kite Runner, aquí traducida como Cometas en el cielo (lo que obliga a que la película también tenga ese título), y llego como espectador sin expectativas generadas por la lectura del libro.
La película cuenta la historia de dos amigos, dos niños que se crían en Kabul a mediados de los setenta. La vida les separa, Afganistan es invadida por los rusos, luego llega el régimen talibán y, mientras uno, termina sus estudios universitarios en Estados Unidos, el otro continúa en el país de origen.
Visual y emocionalmente busca empatizar con el público con una historia bonita y también dura a la que, sin duda, le separan varias dosis de preciosismo y simplicidad, para conseguir destacar cinematograficamente. No obstante, se sigue con interés, tiene momentos conseguidos y los personajes progresan lo suficiente para que no decaiga la curiosidad por saber como va a acabar la trama.
Supongo que el libro será así. Sencillo en la profundidad de los vaivenes políticos que han asolado al pueblo afgano pero suficientemente exótico para gustar a un público que busca una historia bonita. Los vuelos de las cometas son el punto preciosista de un relato entretenido y condescendiente que se disfruta sin muchas exigencias. Lo que no es poco.
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