28 de agosto de 2014

HE WHO GETS SLAPPED (EL QUE RECIBE EL BOFETÓN, 1924) - Victor Sjöström




Argumento: La teoría descubierta por un científico es robada por su benefactor que además le quita también a su esposa. Engañado y atormentado por las risas de la comunidad científica, decide convertirse en payaso y hacer reír al público que vaya a verle al circo. Su espectáculo, en el que es abofeteado por otros payasos, tiene un gran éxito.

Director: El sueco Victor Sjöström con más de cincuenta películas en su país natal, fue reclutado por Hollywood, pero ni siquiera con el cambio de apellido por Seastrom, consiguió buenas recaudaciones con su primer estreno, Name the Man (Nombre al culpable, 1923). Fue con ésta, su segunda película, con la que enderezó el rumbo y a partir de aquí rodaría ocho films más en Estados Unidos.

Actores: Un reparto con las estrellas Lon Chaney, Norma Shearer y John Gilbert, en el que Chaney brilla como máxima figura con una de sus magistrales interpretaciones, mezcla de terror, patetismo, teatralidad y excesivo dramatismo con el que se identifican a muchos de sus personajes.

Datos: Basada en una novela y con ciertas similitudes con otros films protagonizados por Chaney y dirigidos por Tod Browning, tanto por la ambientación circense, como por el peculiar protagonista atormentado.





Crítica: Lon Chaney llena la pantalla con su payaso y solo por verle merece la pena acercarse a la película. Un personaje que después de ser engañado por su esposa y su mentor, decide ser más masoquista que nadie, en un espectáculo en el que la risa viene de las bofetadas que le propinan sus compañeros de pista. Toda esa parte del circo, de Chaney bajo el maquillaje del payaso, de los sesenta payasos en acción y del público que ríe sin parar desde las butacas, es lo que más me gusta pero no por ello, puedo obviar que hay partes que me aburren y que encuentro la historia lenta y excesivamente dramatizada. 
Cuando el cine mudo se llena de interpretaciones ampulosas, nada naturales y más que cargantes, acabo alejándome de la trama sin opción de retorno. Es lo que me pasa con El que recibe el bofetón, que el tono me parece pasado de rosca varios puntos por encima de lo aguantable. Bien es cierto que tiene escenas de una belleza visual indiscutible y hasta muy bien contadas: el corazón de trapo que la chica le cose al payaso en su disfraz, la metáfora del público que ríe como reflejo de la crueldad de la sociedad o esos insertos de payasos moviendo o jugando con un globo terráqueo. Lo malo es que por el camino me he aburrido y no he conseguido meterme de lleno en una historia triste que debería acongojarme pero que no lo hace ni de lejos.

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