Argumento: Un millonario conoce en una tienda de la Riviera Francesa a una mujer con la que se casa siendo éste su octavo matrimonio. Ella pretende demostrarle que no todo el amor se compra con dinero y está dispuesta a romper el enlace para cobrar el contrato firmado y así arreglar sus problemas económicos.
Director: Ernst Lubitsch, director alemán uno de los maestros de la comedia, perfectamente integrado en Hollywood dónde ya había rodado buenas comedias aunque faltaban por llegar sus mayores éxitos: Ninoctchka (1939), El bazar de las sorpresas (1940) o Ser o no ser (1942).
Actores: Gary Cooper y Claudette Colbert ya habían sido pareja cinematográfica en His Woman (1931). El norteamericano más asiduo en otro tipo de géneros, repetía con Lubitsch después de Una mujer para dos (1933) y la francesa que lo había hecho en El teniente seductor (1931) era una actriz más dotada para la comedia, que aquí lo demuestra con creces. Los secundarios son un lujazo con David Niven y el fantástico Edward Everett Horton.
Crítica: Su inicio es magistral: el millonario quiere comprar unicamente la parte de arriba de un pijama ya que dice que él (ni ningún hombre) utiliza los pantalones. El dependiente consulta la petición de este cliente con su jefe superior que lo hace con el director de la tienda al que no le queda otra opción que llamar al presidente el cual se encuentra en la cama leyendo el periódico y al levantarse a contestar la llamada...¡aparece sin los pantalones del pijama! Eso sí, no da su permiso para que la prenda de dormir se venda a medias porque "¿dónde iríamos a parar?, ¡eso es comunismo!" Esta hilarante escena da pie a que la chica francesa interpretada por Claudette Colbert conozca al millonario que protagoniza Gary Cooper ya que ella se presta a comprar los pantalones del pijama que sobran.
La comedia está servida y Lubitsch pone los ingredientes para reírse de la incultura de los norteamericanos, la guerra de sexos, la clase social adinerada o simplemente el amor. Y lo hace llenando la trama de gags pero todo en un tono muy amable e ingenuo. Así aparece una bañera Luis XIV, la familia aristocrática francesa venida a menos, un boxeador que se hace pasar por amante de la chica y hasta un psiquiátrico dónde acabará recluido el millonario.
No me parece de lo mejor de Lubitsch porque aunque tenga excelentes gags, la trama no da para mucho y pese a tener una duración corta de 80 minutos, no mantiene el nivel con el que arranca.
La narración es muy reconocible como de su director, ese llamado "toque Lubitsch" con escenas en las que no oímos el diálogo (el dependiente de la tienda habla con su superior a través de una habitación acristalada), puertas que esconden partes de la trama y diálogos con sobreentendidos. En cuanto a la parte técnica, me he fijado en las escenas con transparencias que "cantan" mucho cuando los personajes están en lo que se supone que es la playa de la Costa Azul francesa.
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