Manuel Martín Cuenca, director del que hasta ahora solamente he visto La flaqueza del bolchevique (2003), es responsable de este film en el que una persona aparentemente normal, esconde a un asesino que se come a sus víctimas, adaptación de la novela de Humberto Arenal.
Antonio de la Torre interpreta al sastre granadino que devora a las mujeres que desea. Un personaje del que no sabemos nada de su pasado y al que su presente actual, nos muestra envuelto en sus rutinas laborales y con una personalidad comedida, tímida, callada y más bien anodina. La chica que le hará cambiar el deseo por el amor, es interpretada por la rumana Olimpia Melinte que encarna a dos personajes hermanas entre sí.
Con un rítmo lento, detallista pero también repetitivo (se repiten las escenas del sastre en su trabajo, en casa y subiendo las escaleras del portal) que mantiene el interés por lo que pueda suceder pero que ni produce terror ni empatía con los personajes. Dos escenas, el primer crímen y la parte que ocurre en la playa, destacan del resto para, en general, ser parte de un film que se deja ver sin pena ni gloria. Tal vez y buscando algo más que recordar de sus imágenes, me quedo con la relación entre la ecuarastía (comed y bebed el cuerpo y la sangre de Cristo) y el canibalismo como acto de amor.
2 comentarios :
¡Ja, ja, ja! ¡Es que yo siempre he visto el Cristianismo como un tanto caníbal y vampírico! ;)
Pues en esta peli hay una secuencia en la que se relaciona sutilmente el canibalismo del protagonismo con la eucarastía. Del vampirismo pues no hay nada salvo que a mí se me haya pasado por alto, jeje.
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