Inolvidable la habilidad de Chaplin cuando se calza unos patines por lo que este cortometraje consigue momentos maravillosos en las secuencias en que esto ocurre, ya sea perseguido por sus rivales o alardeando de su agilidad en la pista de patinaje, el personaje de Charlot consigue que la maravilla del humor se muestre en la pantalla.
La historia tiene también una parte en la que nuestro héroe trabaja de camarero por lo que monta sus habituales escenas cómicas: enfrentamiento con su compañero de trabajo, torpeza en el trabajo, equívocos en las comidas o en las salidas y entradas de la cocina al comedor confundiendo continuamente las puertas y provocando empujones y caídas, para finalmente subirse a esos patines que tan bien utiliza para hacer resurgir toda su genialidad cómica. Destacar que el actor Henry Bergman interpreta a un personaje femenino y que lo hace con muchísima gracia.
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