Lewis Gilbert retoma a los personajes de Friends (Algo más que amigos, 1971) dónde los dejó, por lo que ahora tenemos que Paul busca a su amada tres años después y, con la oposición de su padre, empiezan a vivir juntos en un apartamento parisino con su pequeña hija.
De nuevo tienen que enfrentarse a las dificultades de la vida en pareja pero ahora no son dos adolescentes sino una pareja de jóvenes con una niña por lo que tienen que combinar trabajo, estudios, el cuidado de la niña y la lucha por el dinero necesario para mantenerse. Aparte de todo esto, Michelle ha estado conviviendo con un hombre mayor que ellos del que se queda embarazada y decide abortar ahora que ha vuelto con Paul.
En fin, que sin ser ninguna maravilla (en España no llegó ni a estrenarse), con sus carencias y repeticiones temáticas de la primera parte, la historia me resulta más entretenida y creíble que aquella, con lo que hasta acabo cogiendo cariño a estos chavales enamorados que intentan seguir adelante contra todas las penurias económicas y sentimentales con las que se enfrentan. Sus intérpretes no tuvieron mucho más recorrido, sobre todo Sean Bury con escasa carrera posterior, mientras que el director haría carrera en Hollywood con algún que otro éxito comercial.
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