21 de enero de 2014

INSIDE LLEWYN DAVIS (A PROPÓSITO DE LLEWYN DAVIS, 2013) - Joel y Ethan Coen



Los hermanos Coen vuelven a estrenar después de su maravillosa True Grit (Valor de ley) y esta vez la apuesta trata sobre un cantante de folk que en los años sesenta busca encontrarse en el Greenwich Village neoyorquino. 

La existencia de este personaje mantiene todas las claves del amargo camino de los perdedores y así se muestra el tono de la narración dónde con el cinismo habitual del cine de los Coen, vemos como todo le sale mal y además asistimos a su dejadez existencial a la que parece habituado tanto por sus propios errores, dejadez o falta de suerte.

Sin que la historia levante el vuelo con acontecimientos importantes en la vida de este cantante, la cosa transcurre viendo como pasa las noches durmiendo en sofás de amigos y los días acompañado de un gato omnipresente o buscando tener éxito con sus canciones que, como le dice un productor, no son nada comerciales pero que en el relato marcan el sentido mismo de su forma de vivir, Canciones sin mucho tirón, que interpreta en garitos de medio pelo y dónde va ganandose los pocos dólares con los que consigue salir a flote. 

No es que la película me haya conquistado pero me gusta el personaje, su idiosincracia perdedora y el mundo que hay a su alrededor, dónde un cantante gris puede dejar el paso en el escenario a todo un desconocido Bob Dylan o en el que, le dan igual las cosas importantes como cuando sabiendo que tiene un hijo al que no conoce deja pasar la oportunidad de visitarlo. Vida gris, existencia anodina de un personaje no atractivo pero buena película.

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