Primer papel protagonista para Michael Caine encarnando a un seductor londinense que sin escrúpulos y buscando siempre su propio beneficio, conquista a cuantas mujeres le salen al paso.
Como no empatizo con el personaje principal de la trama y además no encuentro ningún lugar común dónde agarrarme para acercarme a su personalidad (ni en la comedia ni en el drama), la historia se me hace en ocasiones más que cansina y, en general, acabo desinteresado de lo que me cuentan. Por lo tanto, la vida de Alfie ya sea con sus ligues, sus parejas estables o esa mujer madura a la que visita en su apartamento (Shelley Winters), no consiguen ponerme de su lado y, si encima, el relato está narrado con el protagonista dirigiéndose directamente al espectador para explicar su "modus vivendi", acabo más que harto del asunto.
Alfie tiene su manera de vivir y la película alguna que otra escena pasable pero esa falta de empatía por mi parte, me aleja mucho de considerarla una buena película y eso que tenía interés por verla desde hace unos años en que conocí el remake protagonizado por Jude Law que me llevó a seguirle la pista hasta ahora. Reflexionando sobre ella, creo que mientras que soy capaz de ponerme del lado de perdedores y hasta de malvados, me cuesta mucho hacerlo cuando el que ocupa el centro de la historia es un triunfador (a su manera) que además está más que orgulloso de sí mismo.
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