Del prolífico y para mí, casi siempre interesante Woody Allen, he visto antes de acabar el año, su última película en la que hay varios puntos que la distancian de lo que ya es generalmente habitual en su filmografía ya que aquí el rodaje fue en San Francisco y tiene un tono más dramático que de costumbre.
La protagonista es una mujer que luego de llevar una vida de lujo, tiene que mudarse con su hermana a una casa normal, trabajar en la clínica de un dentista y relacionarse con personas que antes estaban a un abismo social y económico de ella. En la excelente interpretación de Cate Blanchet radica la mayor fuerza de la película, así como en la acertada narración del presente alternado con el pasado, que nos permite poder comparar y comprender mejor su radical cambio de vida.
Con toques cómicos en los que se distingue el humor del cineasta, es curioso como el relato se decanta más por un desenlace dramático y una mirada crítica a la vez que en cierta manera amable de presentar el fracaso existencial de la chica rica venida a menos sobre la que gira la totalidad de la la historia. No obstante, y pese al aluvión de buenas críticas que ha recibido, creo que es entretenida y más que digna, pero sin acercarse al mejor cine de Woody Allen.
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