Después de Un lugar en el mundo, es mi película preferida de las dirigidas por Adolfo Aristarain. De nuevo con la interpretación de Federico Luppi y Cecilia Roth, pero también con un joven Juan Diego Botto y un magnífico Eusebio Poncela.
Martín hijo es traído por su padre a Madrid, después de que se haya intentado suicidar en Buenos Aires. El chaval conocerá a la actual pareja de su padre y la vida que este lleva, dejándose aleccionar por familiares y amigos, pero teniendo las cosas bastante claras para su edad.
Diálogos sublimes, personajes reales y crudos, sinceridad, amor, desamor, alcohol, drogas, sexo....la vida misma sin esconder nada ni por moral ni por vergüenza. No pierdo detalle de las vivencias de este grupo de personas con las que me quedo enganchado de principio a fin.
Una película interpretada magistralmente y en la que pasan más cosas de sentimientos para dentro que en cualquier otro lugar. Buen cine, un gran director y unos interpretes en estado de gracia.
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