Cada vez y visto los malos vientos que llegan en España para el aficionado al cine fuera de Hollywood, va a ser más difícil que películas como la italiana La nostra vita, se estrenen por aquí, porque si existiendo salas como los cines Renoir, ha llegado dos años después de que se le concediera a Elio Germano el premio al mejor actor en el festival de Cannes de 2010 (compartido con Javier Bardem por Biutiful) es descorazonador pensar como nos van a ir las cosas a los espectadores españoles.
La película basa su mayor fuerza en la interpretación del protagonista que sumergido en una espiral de mala fortuna, acaba agobiado por sus deudas económicas en la odisea de intentar construir un edificio para darles a sus hijos lo que el cree que puede ser un futuro económicamente mejor.
No hay mayor implicación que el que me haya encontrado juzgando moralmente a este hombre pero también metido en su pelea por la vida que, sin contar nada especial en la trama cotidiana de una persona bastante normal, consigue llevarme de la mano de unos personajes creíbles en sus ambiciones, errores, amores, alegrías y sinsabores. Un film modélico por atrapar un trozo de la realidad y por volver a hacerme disfrutar con un estreno italiano de los que no abundan por estos lares.
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