Flojito thriller en el que una pareja joven tiene que enfrentarse a las malas artes de su inquilino con ganas de hacerles la vida imposible. Poca tensión pero entretenimiento para ver y olvidar.
Michael Keaton es el malo de la función y tiene su gracia en ese papel maligno y la mayoría de las veces bastante manido. Por el otro lado, están Melanie Griffith y Matthew Modine que cumplen en su cometido aunque a mí lo que me hace que pensar es como un director, tan interesante como ha sido en ocasiones John Schlesinger, pudiera embarcarse en esta historia de casa con inquilino malísimo, pareja al borde la ruptura por éste y cucarachas corriendo tan campantes a su alrededor.
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