Taxi Driver es una de las películas que más me han marcado como espectador. La debí de ver con quince o dieciséis años y encontré en ella un relato adulto que tal vez necesitaba en mi adolescencia. Un cine con personajes conflictivos y ambiguos, sin concesiones ni finales felices. Un relato en el que el protagonista se encuentra perdido en su trabajo nocturno recorriendo con su taxi los peores ambientes de una gran ciudad como Nueva York. A mis pocos años fue como recibir un golpe difícil de encajar ya que no está dentro de un género como el fantástico que permita un punto de vista más alejado ni tampoco el director te muestra una conclusión con la que cerrar el relato. Más bien todo queda abierto y Robert De Niro sigue siendo tan enigmático y tan inolvidable a pesar de los años transcurridos desde que pude verle por primera vez en esta gran película.
4 de junio de 2012
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