Después de Reservoir Dogs (1992) y el guión de True Romance (Amor a quemarropa, 1993), el joven Quentin Tarantino, estrena la película que le hizo tener una legión de seguidores y le granjeó fama mundial.
Pulp Fiction se sirve de una narración troceada, con varias historias y un puñado de personajes que se interrelacionan en una trama común. Lo original de Tarantino es su propio estilo y lo que le hace diferente de otros directores. Guionista y a veces actor en su universo fílmico, sus películas no me dejan indiferente. Al contrario, me parece un tipo con un excelente sentido visual, buen narrador y con gran pulso cinematográfico. No creo que sea el summun del cine pero si lo considero un creador mayúsculo en el cine norteamericano y alguien del que me interesan todas sus obras.
En esta película, presenta sin complejos a una inolvidable pareja de matones interpretados por John Travolta (recuperado para el cine después de varias comedias tontas) y Samuel L. Jackson. Sus hilarantes diálogos y verborrea sin fin, son la puerta abierta para disfrutar con el resto de seres que pueblan la historia: un boxeador obligado a dejarse ganar en el ring, la atractiva novia del jefe de los matones, el especialista en resolver asuntos sucios, una pareja de atracadores y hasta dos extraños amigos que se dedican a secuestrar y violar a quién cae en su indeseables garras.
Para ponerles rostro a todos ellos y al resto de la galería de personajes, aparecen por allí Bruce Willis, Uma Thurmann, Harvey Keitel, Rosanna Arquette, Tim Roth, Maria de Medeiros y Eric Stoltz entre otros. Sin duda, un plantel de lujo.
La película está llena de escenas brillantes así como impactantes. Me quedo con el baile de John Travolta y Umma Thurman, así como la mayoría de los divertidos dialogos que inundan la pantalla de principio a fin. No puedo olvidarme de la música, del giro inesperado del boxeador y el jefe de los mafiosos atrapados en la terrorífica tienda, así como de ese gran matón interpretado por Samuel L. Jackson que me parece genial.
No es una película que beba directamente de fuentes clásicas, pero sabe exprimir su bazas, juntar un montón de referentes visuales directamente extraídos de la serie B, del cine y la literatura popular, para conseguir mantenerme interesado, divertido y fascinado por lo que me cuenta, además de enganchado a sus originales propuestas. Imposible que algo así me dejará indiferente en la sala grande y ahora, años más tarde, me sigue gustando revisionarla. Comulgo con el estilo de Tarantino y no le quito ni un gramo de mérito a su trabajada labor detrás de la cámara. Es uno de los grandes directores del cine actual.
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