El cine juvenil norteamericano de los ochenta marcó a toda una generación de espectadores. Siguiendo la estela del gran éxito del musical Grease (1978) aparecieron estrenos del mismo género que buscaban una parte del pastel: Fame (Fama, 1980), Grease 2 (1982), Flashdance (1983), A Chorus Line o Dirty Dancing (1985) o (1987).
Footloose cuenta la llegada de un nuevo joven a un pueblo dónde está prohibido el baile y la música rock. Una prohibición mantenida por el reverendo que acapara el poder moral de la comunidad de lugareños.
La historia se revela como muy desfasada, con una buena banda sonora, y una rebeldía ridícula a los ojos de hoy. El plantel de actores jóvenes es curioso: Kevin Bacon, Sarah Jessica Parker y Chriss Penn. También hay buenos actores en los papeles adultos: John Lithgow y Dianne Wiest.
En resumen, todo queda como un ejemplo del mediocre cine juvenil norteamericano (salvo excepciones) que se estrenó en la década de los ochenta. La comparación con películas musicales de otras décadas se me hace insalvable.
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