7 de diciembre de 2008

LADRI DI BICICLETTE (Ladrón de bicicletas, 1948) - Vittorio De Sica


El neorrealismo, el movimiento cinematográfico italiano que surgió en la segunda posguerra mundial, se formó con un cine realista, con actores no profesionales, rodada en la calle y preocupado por la pobreza, el drama y el devenir de los menos desfavorecidos de la sociedad.

Roma, ciudad abierta, de Roberto Rossellini es la primera película que los estudiosos sitúan dentro del neorrealismo. Ladri i bicilette, cuyo título original se traduciría por "Ladrones de bicicletas" aunque en España se le cambió el título al singular, es la película más famosa del neorrealismo italiano.

Vittorio De Sica, actor y grandísimo director, es el máximo responsable de esta película. Un film interpretado por actores no profesionales y que cuenta la historia de un parado que consigue el trabajo de pegar carteles, para lo cual necesita una bicicleta. La suya, la tiene empeñada, pero junto con su mujer deciden empeñar las sábanas de sus camas, para recuperar el vehículo. Sus vidas pueden cambiar con el sueldo del cabeza de familia pero tiene la desgracia de que en su primer día de trabajo, le roban la bicicleta. Ahí empieza la búsqueda de la bicicleta robada en compañía de su hijo, y ambos sufrirán el duro golpe de la realidad y el desastre moral del padre cuando intenta robar otra cómo una única forma de recuperar su puesto de trabajo.

La relación entre padre e hijo es lo principal de la película a modo sentimental. El padre es una persona honrada que se ve golpeado por su drama particular. El hijo confía en su padre y aunque le apoya hasta sus últimas consecuencias, siente la perdida de la dignidad de su progenitor en la parte final. La situación social de la gente de calle es lo que se puede destacar de la parte social de la película, en la que se muestra cómo vivía el pueblo italiano en esa época.

Es una película poética, conmovedora, de héroes anónimos y de su lucha por sobrevivir. Me sigue emocionando y me conmueve en varios momentos. Además, no escatima calidad cinematográfica. Tiene algunas escenas con una tensión cinematográfica extraordinaria. Los interpretes, los escenarios, el silencio de las escenas dando prioridad a la imagen que llenan la historia de contenido, y toda la trama, me siguen fascinando cada vez que puedo disfrutar de esta película.

Aparte del ridículo cambio del título de "Ladrones de bicicletas" a "Ladrón de bicicletas", en la versión doblada española, se añadió una voz en off al final que da un mensaje que acababa diciendo que "había que tener esperanza en un mundo donde los hombres lograrian el generoso final de una cristiana solidaridad". La censura franquista de manos del catolicismo, no podía admitir el sobrio final que De Sica quería mostrar en su película, en la que no hay esperanza y solamente queda seguir luchando por conseguir sobrevivir en unos tiempos tan duros. Cómo siempre insisto, es una pena que no se vea esta película en versión original. para no ser manipulados por los de siempre que no respetaban ni respetan la esencia de las obras de arte.

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