9 de junio de 2015

LOS OLVIDADOS (1950) - Luis Buñuel



Estrenada en el año 1950, narra la vida de los niños que viven en los suburbios de Ciudad de México. De esos niños olvidados por la sociedad que viven en la miseria de sus familias, sin escuela, sin cariño, sin ser amparados por nada más que sus propias fuerzas.

Cuando se realizó, la infancia maltratada no era un tema muy llevado al cine por lo que su impacto debió ser fuerte. Empieza con una voz en off que le dice al espectador que en las grandes ciudades como Paris, Nueva York o Londres, de las que se ofrecen imágenes, existen estos suburbios dónde viven los niños en la calle, calificados de semilla de delincuencia, y que la historia trata sobre personajes reales; pero esta introducción fue un añadido obligado por el productor ya que Luis Buñuel no la incluyó en principio.

La película no escatima dureza en la historia y en las imágenes. Los niños viven en una situación violenta, sin el cariño de sus progenitores, teniendo que trabajar y buscarse la vida si quieren sobrevivir entre tanta miseria. Se nos muestra algunos de los trabajos que realizan estos niños (herrero, empujando como animales las atracciones de una pequeña feria, cuidando una granja, pidiendo limosna). Son explotados, marginados y si han cometido un delito, también reeducados por el sistema que los hace trabajar en lugares dónde se les intenta alfabetizar y dar una profesión.



Película dura, valiente y sin concesiones en el tratamiento de un tema nada agradable que no se rinde a un final feliz ni a un posible futuro ideal de sus personajes. La genialidad de Buñuel resalta en determinados pasajes de gran lirismo y poesía. El director no abandona su visión surrealista con escenas claramente de ese tipo como en la que el sueño de uno de los niños se ve alterado por los fantasmas que le acompañan al haber contemplado un crimen del que no puedo hablar. También es turbadora en cuanto al erotismo que está presente en la escena de la niña que se vuelca leche sobre los muslos para suavizar su piel, en las miradas de Jaibo a la madre de su amigo o cuando el ciego manosea a la niña. Este ciego es un personaje que pudiera representar la mirada ciega de la sociedad que prefiere la represión y hasta la muerte de estos niños antes que su educación.

No podemos quedarnos indiferentes porque el director nos lo impide cuando hace que uno de los niños lance un huevo contra la cámara pidiéndonos nuestra reacción como espectadores. Una llamada de aviso contra toda la sociedad que permite que esos niños, esos inocentes, olvidados por nosotros, pasen su vida de esa triste manera. Si consiguen ser adultos nunca podrán recordarla como una infancia feliz, como debería ser la infancia de cualquier niño. Los olvidados es una gran película, comprometida y genial que ya en el año 1950 ponía el dedo en la llaga de un problema todavía sin solución. Incomprendida en Mexico en su estreno por presentar de manera tan cruda el problema de los niños abandonados a su suerte en las calles, tuvo mejor aceptación luego de ser premiada en Cannes.

Buñuel volvía a ser alguien importante en el panorama cinematográfico mundial y lo hacía sin olvidar su manera de hacer cine con un estreno muy distinto a los anteriores de su etapa mexicana gracias a que el productor Oscar Dacingers le había permitido rodar un proyecto más personal después de sus modestos exitos anteriores.

Los olvidados puede considerarse una mezcla de surrealismo, neorrealismo y cine denuncia. En este tercer aspecto es un claro precedente de muchas otras películas que han tratado el tema de los niños que viven en la calle. Puedo enumerar entre las que recuerdo: Fresh de Boaz Yankin, La vendedora de rosas de Victor Gaviria, Ciudad de Dios de Fernando Meirelles y Kathia Lund. Hay muchas otras que no he podido ver pero que también se introducen en el mismo tema, sobre todo en el cine latinoamericano, como se puede comprobar en este enlace.




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