Después del gran éxito de The Freshman (El estudiante novato, 1925), la siguiente película de Harold Lloyd, fue esta historia más convencional, en la que vuelve a interpretar a un joven adinerado que se enamora de la chica de turno.
Ella trabaja en una misión para pobres y Harold acaba siendo su beneficiario por erro. Allí se conocen y la comedia sigue su curso hasta el final que no puede ser otro que el matrimonio entre la parejita.
Los gags se suceden pero la historia no tiene mucho que contar. Así que hay persecuciones, acrobacias y escenas intimistas; que hacen avanzar la historia que fue la primera del cómico distribuida por Paramount Pictures y parece ser, que a Harold Lloyd nunca le gustó el resultado final.
Tampoco es un producto tan malo. Tiene escenas divertidas e ingeniosas y el actor vuelve a demostrar su destreza y habilidad tanto física como de comedia, por lo que es totalmente disfrutable dentro de ser una obra menor en su filmografía.
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