Una secuela en toda regla. Los mismos actores y director para estrenar al año siguiente de Father of the Bride (El padre de la novia, 1950), la continuación de la historia.
El pequeño dividendo del título original es el futuro nieto que el padre de la novia va a conseguir al convertirse en abuelo. Esta vez todo se me hace más aburrido y aunque hay algunas escenas divertidas de Spencer Tracy y familia en la ficción, el argumento pierde chispa y llega a una parte final que me cansa por la sucesión de tópicos y escenas blandengues.
De principio a fin vemos como la embarazada hija del protagonista se aferra a la relación con su padre y a su inmadurez de niña mimada repleta de los típicos prejuicios sociales de la época. La película queda como una inevitable secuela después del éxito de la primera y pasa antes mis ojos con más pena que gloria. Increíble que Vincente Minnelli rodara ese mismo año An American in Paris (Un americano en París, 1951).
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