Comedia norteamericana que se relaciona claramente con el nuevo auge del género que se ha producido hace años en su país. Judd Apatow es el productor y eso ya nos lleva directamente a un estilo de humor en el que tienen cabida una filmografía en la que, de lo que yo conozco, se puede incluir a un espectro que va desde Superbads (Supersalidos) a The 40 year old virgen (Vírgen a los 40).
Aquí la originalidad viene en que el protagonismo es de las mujeres y que, aunque el tema central es la ya cansina preparación de una boda (¿cuantas comedias norteamericanas sobre bodas se han estrenado en los últimos años?), por lo menos se utiliza para reírse del asunto, para destrozar esterotipos a golpe de carcajada y también así reírse del universo femenino que retrata. Lástima que al espectador español se le siga tomando por tonto, cambiando el título original ("Damas de honor") por el escogido que comercialmente se relaciona con La boda de mi mejor amigo con Julia Roberts.
El tono es irreverente y el guión se aprovecha de unas escenas cumbre muy divertidas (la tienda de vestidos, la petición de mano, el viaje en avión), de una buena sucesión de escenas menos importantes pero de buen tono (la tienda de joyas, los hermanos con los que la chica comparte piso) y de una actriz protagonista perfecta. Porque Kristen Wigg lleva de la mano en su odisea sentimental, con su interpretación llena de recursos y una perfecta conexión con el personaje. Me sorprende comprobar que, encima, ha participado como coguionista.
Claro que el elenco de secundarios tampoco tiene desperdicio. En especial el tandem amiga (Maya Rudolf) y enemiga (Rose Byrne), además de la descacharrante hermana del novio (Melissa McCarthy). En el lado masculino, los dos actores más importantes, han tenido sus mayores éxitos en series de televisión: Jon Hamm (protagonista de Mad Men) y Chris O'Dowd (de The It Crowd / Los informáticos). Ambos más que correctos.
No quiero olvidar que esta forma gamberra de hacer comedia, esa teniendo muchos seguidores y que proviene de referentes cercanos como el director Todd Phillips con Hangover (Resacón en Las Vegas), aunque lo que allí me aburrió aquí se me hace gracioso.
Así que la cinta transcurre con diversión, risas, una mirada gamberra y el ya típico toque de escatología. Lástima que su duración sea demasiado larga, que al final todo tenga que acabar bonito y que la boda sea un poco relamida con las chicas cantando las canciones del edulcorado grupo favorito de la novia de la función. Pero si eso no estuviera, la peli sería toda una gran comedia y eso creo que ya es pedir demasiado.