Otra joya desconocida del cine español que recupero gracias al programa "Historia de nuestro cine". Esta vez se trata de la segunda película de Jorge Grau, director del que prácticamente no he visto nada.
Paco es el joven botones del hotel Plaza y debido a un incidente con unas turistas extranjeras, pierde su trabajo y tiene que buscarse la vida, algo complicado sin tener oficio ni estudios y con una vida modesta con su madre y hermana en el Madrid de los sesenta. Pero Paco no tiene miedo a nada, es como un espontáneo que se tira al ruedo de la vida a torear. Así va probando estudiar mecanografía, presentarse a una prueba cinematográfica, a una entrevista como vendedor de perfumes, o probar de antenista, reventa o gasolinero. No sirve para nada o nada le sirve porque Paco no se conforma con un sueldo mísero y una vida modesta. Finalmente, ese metafórico lanzarse al ruedo de la vida, se convierte en el real de saltar a la Plaza de las Ventas buscando la fama como torero.
El mundo de los toros está presente pero, es más importante, la necesidad económica, las ansías por ganar dinero, que el toreo en sí. Sólo es que esta profesión lleva unida la fama y el éxito. Madrid es la ciudad con vida en la calle, jerga chulesca, bares, turistas y chavales que buscan como salir adelante.
Fantástico Luis Ferrin en el papel principal, un actor que luego no tuvo mucha continuidad. Y un grupo de secundarios también maravilloso desde Fernando Rey hasta las pequeñas apariciones de Laly Soldevilla, Luis Sánchez Polak, Antonio Riquelme, Angel de Andrés o Terele Pávez, con otros muchos que no conozco por sus nombres. Por otro lado, el torero Paco Camino hace de sí mismo.
En la parte final aparecen escenas rodadas en color, mientras el resto es en blanco y negro. Ese color resalta el mundo idílico del toreo que es la ansiada salvación económica del protagonista.
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