Acabo cinematográficamente el año 2015 con esta película del director noruego Eskil Vogt en la que una escritora que se ha quedado ciega mezcla sus historias ficticias con la realidad.
El relato es confuso pero fascinante en la manera que afronta problemas de pareja, inseguridades, los miedos que producen la ceguera y, también, la relación concreta de la protagonista con su marido. No acaba de cuajar del todo pero tiene momentos extraordinarios: el marido chateando sexualmente con una desconocida en la cama de matrimonio con la mujer al lado, cuando ella imagina que él ya está en casa observándola o ese final en el que se tumba al sol que entra por la ventana mientras se masturba.
Hay además otros dos personajes sobre los que también da vueltas la acción: la mujer separada y con un hijo sin amigos en Oslo, y el hombre que devora pornografía. Es en la imaginación de la protagonista donde esos personajes ficticios se mezclan con los reales y así no hay un relato claro de lo que ocurre salvo si lo explicamos desde su mente. Propuesta diferente para acabar el año.
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