Segunda película que dirige Luis Buñuel, esta vez con mayor metraje que Un chien andalou y sonorizada, siendo una de las primeras películas sonoras del cine francés.
El director quería volver a realizar el guión con Salvador Dalí pero no hay el mismo entendimiento y aunque utiliza ideas del pintor, lo realiza más en solitario y nuevamente con las premisas del movimiento surrealista por lo que no hay un argumento lógico en la trama sino ideas, conceptos, sueños u obsesiones, que utiliza sin lógica coherente pero que impacta en el espectador.
El amor loco, el deseo, la crítica a valores sociales, morales o religiosos, así como escenas visual y conceptualmente poderosas, consiguen una obra que destaca en la época y vuelve a consolidad a Buñuel como un cineasta importante dentro del innovador movimiento surrealista.
Destacar escenas como cuando el guardabosques mata de un disparo a su hijo, el salón de la fiesta en el que aparece un carro de labradores, la vaca sobre una cama, la mujer chupando los pies de una escultura y la constante aparición de símbolos sexuales e irreverentes, que hicieron de esta película un escándalo por lo que fue prohibida y perseguida durante años.
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