Del canadiense Jean-Marc Vallée solamente había visto C.R.A.Z.Y. (2005) aunque no me he dado cuenta hasta que he buscado su filmografía para hacer esta reseña. Así que me puse a ver este film sin referencias anteriores.
Se trata de una historia segmentada en dos tramas diferentes. Por un lado, la de Jacqueline y su hijo con sindrome de Down en los años setenta y, contada en paralelo, tenemos la de Antoine en la época actual, que se ha separado de su mujer y ha comenzado una nueva relación amorosa.
Esta división argumental consigue que me interese a la vez por ambas narraciones, las dos intensas por momentos y con personajes atractivos. Es cuando se realiza la fusión entre ellas cuando se me desmorona el interés por lo que le ocurre a los personajes, cuando todo decae y la película pierde esa intensidad en aras de un caprichoso giro que no me convence.
No obstante, he disfrutado con las dos películas dentro de una y me han gustado mucho los actores, más que una estética que, por momentos, se me hace demasiado preciosista en la busqueda de un impacto visual que no necesitaba como espectador.
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