Andrew, alumno de conservatorio, quiere convertirse en uno de los mejores baterías de jazz de la historia. Cuando consigue entrar en la orquesta del profesor Fletcher, comenzará el particular duelo entre alumno y maestro por llegar a la perfección sin importar el como.
Duelo interpretativo entre Miles Teller y J. K. Simmons con la batuta en la dirección de Damien Chazelle, pero la suma de dos buenas interpretaciones y la intensa labor del director tras la cámara, no consiguen un film excelente al que veo lastrado por una trama excesiva y la antipatía que me causa ese profesor maltratador y muy fuera de tono realista en su labor educativa.
La película entretiene y lo hace con muy buenos resortes: la mencionada intensidad en el duelo actoral, el miedo que produce la personalidad de un profesor que trata a sus alumnos con modos muy violentos y un montaje fascinante en determinadas secuencias. Lástima que, en general, peque de demasiado efectismo innecesario para conseguir una gran historia. No obstante, ha sido premiada con tres Oscar: actor secundario J. K. Simmons, montaje y sonido; algo que no me extraña ya que me parece muy del gusto de determinados espectadores que buscan relatos en los que pese más la espectacularidad (en este caso, emocional) que una historia más pausada.
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