Philomena se queda embarazada de joven y es obligada por las monjas del convento donde vive, a dar a su hijo en adopción. Cincuenta años después sigue buscandole y su historia le intereserá a un periodista con el que investigará donde puede encontrarse en la actualidad ese hijo perdido.
Stephen Frears es un director todoterreno que, esta vez, utiliza hechos reales para rodar con maestría, un material que en otras manos podía haber sido una auténtica cursilería. En cambio, aquí se consigue que la película mantenga un buen nivel con personajes creíbles tanto por la firmeza de sus personalidades como porque su relación entre ellos y con el mundo que les rodea. les convierte en seres verdaderos alejados de estereotipos.
La trama funciona muy bien, tanto la excelente Judi Dench como Steve Cogan (escritor y productor del proyecto) están estupendos en sus papeles. Además las sorpresas que nos depara el guión consiguen que el interés no decaiga pese a que tampoco me ha parecido una película más que entretenida y bien contada sobre un tema que en España también está de actualidad: los niños robados por religiosas (en este caso por lo menos no les decían a sus madres que habían fallecido en el parto) y vendidos en adopción a otras familias.
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