Con el tercer cortometraje que Charles Chaplin rodó para la Mutual da un salto cualitativo en el sentido dramático de su filmografía ya que, claramente, la historia mantiene un tono más serio en el desamor del vagabundo por la bella jóven a la que salva de su cautiverio con los gitanos.
Ese cambio dramático con los evidentes toques cómicos de un film de Chaplin, es lo que más me ha sorprendido de la historia ya que, aunque finalmente todo acabará bien (se dice que había rodado un final distinto al que ha quedado en el cortometraje), el vagabundo no solamente es un personaje con el que nos reímos sino que también nos muestra su corazón triste en la relación que mantiene con la chica.
La película comienza con el vagabundo buscándose la vida como músico ambulante para luego, y a partir de la aparición del personaje interpretado por Edna Purviance, centrarse en la relación entre los dos, su rescate de los gitanos (Leo White está irreconocible disfrazado de una vieja) y el enamoramiento de la chica por un pintor al que conoce en el bosque.
Me gusta mucho como Chaplin cada vez utiliza con mayor fuerza los iconos de su legendario personaje de Charlot con la aparición en primer lugar de los zapatos que se muestran debajo de una puerta como presentación del personaje o cuando vuelve a la caravana gitana a por su sombrero.
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