El primer gran cortometraje de Chaplin tenía que llegar en la Mutual en el que sería el quinto de los que rodaría para esta productora.
Esta vez la historia se sostiene con la solitaria interpretación de Chaplin que solo es acompañado por Albert Austin como taxista en la primera escena y, a partir de ahí, el protagonista único es el richo borrachín que llega a su casa a la una de madrugada y se pelea contra los elementos (objetos de su casa) antes de conseguir irse a dormir.
Así el film muestra un humor basado en el enfrentamiento del borracho contra distintos objetos que muestran el grado de excelencia que Chaplin podía conseguir de una situación en la que únicamente se nos muestra su habilidad física y el disparate de pelearse contra objetos como la mesa giratoria, las escaleras, animales disecados, el péndulo o la cama plegable, que provocan la carcajada del espectador y, en mi opinión, convierten a este cortometraje en todo un alarde de la genialidad de su autor.
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