José Luis Garci debutó en la dirección con esta película en la que una pareja se reencuentra y deciden aprobar la asignatura pendiente que tenían de acostarse juntos ya que fueron novios de jóvenes sin atreverse por las circunstancias de la época y así pasan por encima de que ahora sean adultos, estén casados o tengan hijos.
José Sacristán y Fiorella Faltoyano son los actores principales y las criaturas que Garci utiliza para poner en práctica las premisas de su cine: mucho diálogo, nostalgia, citas explícitas a películas clásicas y una cierta mirada triste sobre la vida moderna. Porque es que, aunque fuera su primera película, Garci nunca ha terminado de encontrarse a gusto con un tipo de relato que muestre la realidad actual y si bien, Asignatura pendiente, fue un éxito de taquilla por ser parte de ese cine que mostraba la España actual de los setenta, también tiene ese olor a naftalina que impregna la filmografía de su director.
A mí particularmente, hay cosas en la película que me gustan y otras que me chirrían por los cuatro costados. Reconozco que me interesan ciertos pasajes pero, sigo pensando, que la mejor película de su director es Las verdes praderas, además de que su cine de hace años ha envejecido muy mal y el que ha hecho últimamente ya ha nacido más que viejo.
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