El director sevillano Benito Zambrano, después de su éxito con Solas (1999), ganadora de cinco goyas, no volvió a dirigir un largometraje hasta esta película rodada en La Habana y que muestra la diversidad musical de Cuba con una historia en la que una productora española busca lanzar un disco con los talentos jóvenes que allí se encuentran.
Consigue una mezcla de la actualidad cubana junto con el ambiente musical de una serie de grupos que hacen algo diferente a lo que se podría pensar que es la típica música cubana. Así nos encontramos con la habitual lucha de los cubanos por escapar de la isla para mejorar sus condiciones económicas junto con la pequeña historia de dos buenos amigos y principalmente los problemas sentimentales de pareja de uno de ellos, que acaba uniendo tanto el interés por todas y cada una de las secuencias musicales de su gran banda sonora como por la bonita trama de desencuentros amorosos.
Lo que más me gustó en su estreno y ahora que la he vuelto a revisionar, es comprobar que su director consiguió escapar de una narración política de la situación cubana para centrarse en la parte musical y así ofrecer una película original y a la vez muy fresca que escapa absolutamente de los clichés. Recomendable porque entretiene, emociona y por su parte musical.
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