El director inglés Danny Boyle, me sorprendió con su segundo largometraje, Trainspotting, que debería volver a ver para refrescar mi vieja memoria; pero desde entonces sus películas me parecen casi siempre artificiales y su forma de narrar me supera por esa tendencia a que la cámara no pare de estarse quieta y las historias se me hagan más que sobrevaloradas. Sigo pensando que ha hecho cosas interesantes, que podría salvar The Beach (La playa, 2000) o 28 Days Later (28 días después); pero encuentro bastante mediocre su oscarizada Slumdong Millonarie (2008).
En fin, manías aparte, con 127 horas me vuelve a cansar esa manera de rodar en la que la cámara recorre incansablemente paisajes, planos aéreos o encuadres imposibles con recorridos interminables. Al igual que me aburren las visiones de su protagonista, sus viajes al pasado, sus recuerdos o sus ensoñaciones. Lo que para algunos puede ser entretenido a mí me llena de bostezos.
La odisea de su protagonista, un montañero que se queda atrapado sin posibilidad de rescate y debe valerse por sí mismo para sobrevivir; se ha comparado con Buried, pero a mi parecer todo lo que allí es genialidad y contención dramática, aquí es puro exceso y solamente consigue mi desapego emocional. Vale, ya sé que está basada en una historia real, que es la adaptación del libro "Between a Rock and a Hard Place" de Aron Ralston, pero de la manera que me lo cuentan, me da lo mismo que se lo hubieran inventado de cabo a rabo porque a mí no me convence.
4 comentarios :
Esta es una de esas películas que yo clasifico como "desagradables" y que ya te digo que no creo que vea, ni en cine ni en ningún otro formato. Supongo que se basa en el caso de aquel montañero que se tuvo que cortar el brazo para liberarse, ¿no? La verdad es que no encuentro ningún interés ni entretenimiento en una historia así. Que no cuenten conmigo :(
Jajajaja, ya sé que eres una persona muy sensible y que hay un montón de pelis que te resultan "desagradables", de esas que tienes que pasar de verlas o taparte los ojos con las manos para no pasarlo mal en determinadas escenas.
A mi la verdad es que no me afecta, en todo caso me tira para atrás una peli mala, pero porque se corte el brazo para salir del atolladero pues me da un poco lo mismo, no me agobia ni me impresiona. Si algo me impresiona suele ser un punto a favor de la peli y no en contra, para algo soy aficionado al cine fantástico y de terror: ¡para que me de miedo y me impresione!
Hombre, yo también soy aficionado al terror, pero es un registro diferente. Tampoco me gustan películas tipo Saw o Hostel, pero, por ejemplo, cosas como el remake de El hombre lobo no me impresionan a pesar de las muchas mutilaciones porque, al fin y al cabo, no son realistas... Sin embargo, 127 horas, Mar adentro, Million Dollar Baby, pues prefiero no verlas.... Hasta Cisne negro se me hizo desagradable en varios momentos, pero de esa no me arrepiento...
Ya sé que eres aficionado al cine fantástico. Solamente hay que leer tu blog para darse cuenta de eso.
Entiendo lo que dices de que hay películas que te resultan desagradables y más si se trata de determinadas escenas o situaciones en una narración realista. Eso va con el carácter de cada uno. A mí no me suelen impresionar, y aunque tampoco soy muy aficionado al cine de gore y casquería, he visto bastantes pelis de ese tipo, cada vez menos.
De todas formas, creo que a veces hay que mostrar en la pantalla determinadas escenas que forman parte ineludible de la historia que nos están contando y que obviarlas sería desvirtuarla. De las que mencionas, creo que Million Dollar Baby si que impresiona en su parte final pero sin esa parte desagradable no sería tan gran película como es; Mar adentro para mí es una peli con un tema necesario (la eutanasia) aunque no me gustara mucho su realización; y de 127 horas decirte que me pareció bastante mediocre, vale que lo de cortarse el brazo es un poco fuerte, pero basta con taparse los ojos en esa escena. Fíjate que mi hija de doce años la vio conmigo y se tapó en esa escena, pero el resto de la peli la vio tranquilamente.
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