El dueño de una funeraria en Algeciras viaja, con la hermana de un fallecido en patera, hacia Hansala, un pueblo marroquí. No solamente llevan un cadáver sino que además en el equipaje les acompaña la ropa de las otras víctimas de esa tragedia, ropa que esperan sirva para identificar al resto de los cadáveres por sus familiares.
La película mantiene un tono de denuncia social nada demagógico, en la que los pobres, los hombres y mujeres del tercer mundo, se juegan la vida, para llegar hasta España como puerta de entrada al utópico primer mundo. Y ese retorno a Hansala, es un recorrido desde el lugar de la tragedia, hasta el sitio de partida de los desgraciados que han perdido su vida en el viaje.
Así tenemos que toda la parte en la que la pareja del español y la chica marroquí van a Marruecos, se convierte en un relato con un tono pausado, limpio, con cierto sabor a cine iraní. Al llegar al destino, se acentúa la diferencia de relato. Un pueblo perdido entre montañas, familias con poquísimos recursos, el gobierno de su país que no se preocupa por ellos, la frontera entre ricos y pobres que los ricos quieren hacer cada vez más inaccesible, los jóvenes que saben que su único futuro pasa por jugarse la vida, los viejos que lloran la valentía de sus hijos, el desarraigo, la amabilidad de unos y otros, el negocio de los que organizan las pateras; o la carga emocional del español al ver que su dinero, sus intereses, sus problemas, son ridículos frente a tanta miseria.
La película está bien contada, deja huella, hace reflexionar sobre muchas cosas. No hay escapatoria, nosotros (los ricos) estamos aquí y podemos dar gracias por ello, pero no sé si podemos hacer algo más que lamentarnos o si, en realidad, no nos atrevemos. Los actores magníficos, con la pareja protagonista formada por José Luis García Pérez y Farah Hamed, así como el resto de secundarios, de los que se adivina que los marroquies no son actores, tal vez los mismos habitantes del pueblo.
Chus Gutiérrez ha rodado seguramente su mejor película. Después de su buen debut con Sublet (1991), la divertida Sexo oral (1994), o las correctas Alma gitana (1996), Insomnio (1998) y El Calentito (2005). Ya trató anteriormente el tema de la inmigración en Poniente (2002) de la que también guardo un buen recuerdo.
La película mantiene un tono de denuncia social nada demagógico, en la que los pobres, los hombres y mujeres del tercer mundo, se juegan la vida, para llegar hasta España como puerta de entrada al utópico primer mundo. Y ese retorno a Hansala, es un recorrido desde el lugar de la tragedia, hasta el sitio de partida de los desgraciados que han perdido su vida en el viaje.
Así tenemos que toda la parte en la que la pareja del español y la chica marroquí van a Marruecos, se convierte en un relato con un tono pausado, limpio, con cierto sabor a cine iraní. Al llegar al destino, se acentúa la diferencia de relato. Un pueblo perdido entre montañas, familias con poquísimos recursos, el gobierno de su país que no se preocupa por ellos, la frontera entre ricos y pobres que los ricos quieren hacer cada vez más inaccesible, los jóvenes que saben que su único futuro pasa por jugarse la vida, los viejos que lloran la valentía de sus hijos, el desarraigo, la amabilidad de unos y otros, el negocio de los que organizan las pateras; o la carga emocional del español al ver que su dinero, sus intereses, sus problemas, son ridículos frente a tanta miseria.
La película está bien contada, deja huella, hace reflexionar sobre muchas cosas. No hay escapatoria, nosotros (los ricos) estamos aquí y podemos dar gracias por ello, pero no sé si podemos hacer algo más que lamentarnos o si, en realidad, no nos atrevemos. Los actores magníficos, con la pareja protagonista formada por José Luis García Pérez y Farah Hamed, así como el resto de secundarios, de los que se adivina que los marroquies no son actores, tal vez los mismos habitantes del pueblo.
Chus Gutiérrez ha rodado seguramente su mejor película. Después de su buen debut con Sublet (1991), la divertida Sexo oral (1994), o las correctas Alma gitana (1996), Insomnio (1998) y El Calentito (2005). Ya trató anteriormente el tema de la inmigración en Poniente (2002) de la que también guardo un buen recuerdo.
1 comentarios :
Escelente tratamiento de un tema tan delicado, y no siempre bien abordado.
Copio el enlace de mi breve reseña:
http://tartarugamxica.blogspot.com/2010/02/rencor-retorno-hansala.html
Publicar un comentario