Película francesa que comienza un día de verano en la que tres hermanos y sus parejas e hijos se reunen en la casa familiar junto con su madre en su 75 cumpleaños. Ella aprovecha para hablar con su primogénito sobre su próxima muerte y en cómo se repartirá la herencia entre sus hijos. La cuestión lo merece porque tiene una casa con objetos valiosos reunidos por su tío que fue un pintor francés importante. El tema del film se centra en las relaciones entre los hermanos, en su manera de enfocar la división de la herencia, un legado que aunque quieren conservar sentimentalmente ya no les resulta fácil mantenerlo en la práctica diaria de sus complicadas vidas.
La parte que más me ha gustado es que se reflexiona sobre el arte y la función de los objetos artísticos tanto en el uso que les damos diariamente cómo en su importancia histórica y económica. Pinturas, esculturas, libros de bocetos, jarrones, juegos de té y cosas por el estilo son el legado que recibe esta familia. Su decisión pasa entre usarlos para goce personal al disfrutar de ellos o simplemente venderlos al mejor postor. Por la película circulan desde marchantes a directores de museos y contemplamos a las obras de arte en las casas, llenándolas con su presencia y también en las salas de exposiciones para ser admiradas por el público.
La parte más humana es la relativa a la desintegración de esta familia no en su legado artístico sino en que dos de los hermanos viven fuera de Francia y con la muerte de la madre, saben que será difícil volver a reunirse. Sus trabajos les hacen estar separados y las circunstancias les hacen perder el nexo de unión entre ellos aunque se quieren y se llevan bien.
El mundo cambia, los recuerdos se borran y las relaciones se modifican por la distancia y el tiempo. Las horas del verano está narrada con brillantez desde un comienzo muy fluido a un dibujo de un futuro distinto, encarnado en las nuevas generaciones.
Mencionar que nació como un proyecto del Museo d'Orsay y que ésta pinacoteca produce parte del film, aparte de haber cedido las obras de arte que aparecen y haber permitido que se rodara en sus salas de exposición, almacenes y salas de restauración.
La parte más humana es la relativa a la desintegración de esta familia no en su legado artístico sino en que dos de los hermanos viven fuera de Francia y con la muerte de la madre, saben que será difícil volver a reunirse. Sus trabajos les hacen estar separados y las circunstancias les hacen perder el nexo de unión entre ellos aunque se quieren y se llevan bien.
El mundo cambia, los recuerdos se borran y las relaciones se modifican por la distancia y el tiempo. Las horas del verano está narrada con brillantez desde un comienzo muy fluido a un dibujo de un futuro distinto, encarnado en las nuevas generaciones.
Mencionar que nació como un proyecto del Museo d'Orsay y que ésta pinacoteca produce parte del film, aparte de haber cedido las obras de arte que aparecen y haber permitido que se rodara en sus salas de exposición, almacenes y salas de restauración.
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