El relato de Robert Louis Stevenson ha sido llevado al cine en varias ocasiones. Por aquí ya comenté la película realizada en 1920, Ahora le toca el turno a la primera adaptación sonora del mito, dirigida en 1931 por un director, Rouben Mamoulian, que nunca más volvió a tocar el género fantástico.
Fredric March, es el actor que encarna al doctor Jekyll que busca y consigue sacar su otra personalidad. la del malvado Hyde. Es una actuación magistral tanto en uno como en el otro papel y destaca que la transformación en Hyde se resolvió de manera genial con una serie de filtros que se iban quitando de la cámara. El resultado es espectacular. Por cierto, fue el primer oscar para un actor protagonista de una película de terror y no quiero olvidar lo bien acompañado que está por la sugerente Miriam Hopkins.
En realidad, toda la película es espectacular. La concepción visual de Mamoulian es muy sugerente y demuestra un gran alarde técnico: cámara subjetiva, planos fundidos muy creativos y gran fuerza narrativa durante todo el metraje. Es un placer contemplar esta película para alguien que le interese el lenguaje cinematográfico y la verdad es que no recordaba lo maravillosa que es su realización. El cine mudo estaba muy cercano por lo que la cámara narra en algunas ocasiones como si se tratara de una película silente, dando mayor prioridad a la imagen que al dialogo.
He leído el relato de Stevenson pero no lo tengo demasiado fresco para juzgar la fidelidad de la película. Lo que me ha sorprendido es la audacia temática en la que el deseo sexual empuja al doctor a abandonar su lado bueno para dejarse llevar por sus más bajos instintos. No creo que me equivoque si me aventuro a decir que ésta debe de ser una de las mejores películas sobre el mito que se han rodado, ya que he visto unas cuantas y no recuerdo ninguna que me haya gustado tanto. Me alegro de estar revisando el cine fantástico fuera de la productora Universal ya que maravillas como ésta, es una peli Paramount, no se ven todos los días.
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