Cuando vi esta película en el cine, me quedé fascinado durante casi todo su metraje y salvo en la parte final me pareció una gran obra. He vuelto a verla en mi casa y de nuevo me ha vuelto a pasar lo mismo. hasta llegué a pensar cuando la estaba revisionando que debía ser más indulgente y que si me estaba gustando tanto no podía ser que la historia se derrumbase al llegar a los últimos veinte minutos de metraje, pero llegaron éstos y toda se me desmoronó como un castillo de naipes.
Creo que podría haber sido un film maravilloso y tiene partes en los que a mí me lo sigue pareciendo: la relación entre los amigos tan natural y sincera, la idea original que les mueve a ir a un entierro del que creen que es su amigo de colegio, la historia de amor, el personaje principal con sus reflexiones sobre la muerte o la banda sonora que envuelve musicalmente una historia juvenil rodada de una manera ágil, cálida y brillante. Todo ello se me viene abajo cuando las coincidencias entre los personajes se me hacen imposibles, cuando no tiene sentido la importancia de la muerte y cuando finalmente creo que su directora pierde los mandos para echar a perder una película que a pesar de todo me sigue gustando.
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