Atraído sobre todo por la interpretación de Gregory Peck quise ver esta película dirigida por Henry King, el director con el que más películas rodó.
El pistolero es una gran película, un gran western que dentro de los límites del género, rompe moldes y tópicos. Dicen que inició el camino que luego continuarían películas como High Noon (Sólo ante el peligro).
Gregory Peck es Jimmy Ringo, un famoso pistolero del que se dice que es el más rápido disparando de todo el oeste. Esta fama es más bien una maldición porque en cada localidad a la que llega, se encuentra con algún irresponsable joven que pretende pasar a la historia como el que acabó con él. Jimmy Ringo está cansado de esta vida y su ilusión es poder vivir junto a su chica y su hijo a los que hace ocho años que no ve.
La película transcurre en casi su totalidad en espacios cerrados ya que Ringo se tiene que encerrar en el bar del pueblo dónde ha ido a buscar a su mujer porque su fama ha revolucionado la pequeña localidad. Allí, está también uno de sus mejores amigos que ahora es el sheriff y pasa las horas agobiado por el reloj que vigila porque unos vaqueros le persiguen para matarle.
El argumento me ha parecido magnífico con unas interpretaciones soberbias tanto del protagonista cómo de los secundarios de los que solamente conocía a Karl Madden. Me gusta mucho todo lo que rodea al género del western y la mirada moderna que sobre el mismo tienen películas como ésta. Toda esa mitología del pistolero rápido en desenfundar, de la autoridad del sheriff para mantener la ley y el orden, del bar del pueblo con esa gran barra en la que se sirve whisky o de las chica que huye del pistolero pero que no puede vivir sin él. Un pistolero que es más bien un antiheroe que otra cosa. La edad le ha hecho cambiar e intentar huir de su fama pero no hay forma de escapar de su propio mito.
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