Del director danés Lars Von Trier he visto gran parte de su filmografía, pero de sus últimas obras me perdí Manderlay (2005) y Anticristo (2009). Quedé un poco saturado de la genialidad excesiva que ofrece en cada una de sus creaciones.
Ahora lo intento con Melancolía y vuelvo a encontrarme con muchas de las constantes de su cine. Imágenes bellas, pretensiones desmesuradas, visión negativa de la vida y buenas interpretaciones femeninas. Kirsten Dunst y Charlotte Gainsbourg se lucen en el duelo fraternal de sus personajes que son acompañados por un buen puñado de actores.
El comienzo es una sucesión de imágenes que resumen lo que ocurrirá posteriormente. Luego la historia se divide en dos partes, con el nombre de cada una de las hermanas: Justine y Claire. La primera narra una noche de bodas llena de disputas, malentendidos, depresiones y salidas de tono. La segunda nos sitúa en la casa de Claire dónde los pocos personajes que allí viven, se encontrarán con sus últimos días de vida antes de que el planeta Melancolía colisione con nuestra frágil Tierra.
La narración al estilo Dogma e intimismo de pieza de cámara, no es obstáculo para que necesariamente me aleje de lo que me cuentan, pero a ratos no encuentro más que superficialidad en algunas de las decisiones estéticas o de guión. Finalmente acabo enganchado a su poética, a la desesperanza de los seres que habitan la historia y al pesimismo que el director-guionista vuelve a demostrar en su vástago fílmico. Es imposible no atribuirselo a Lars Von Trier por lo que se hacen innecesarias pruebas de ADN que certifiquen que es suya esta melancolía en estado puro.
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