Robert Rodríguez después de llamar poderosamente la atención con su debut El mariachi (1992) y su remake-secuela Desperado (1995), pasa a formar equipo con su amigo Quentin Tarantino, con el que dirige uno de los cuatro segmentos de For Rooms (1995).
Al año siguiente, también junto con Tarantino que firma el guión y es uno de sus protagonistas, estrena Abierto hasta el amanecer. Película en la que la violencia, el vampirismo, el humor, la mezcla de géneros y la verborrea, tan común a la filmografía de éste, consigue un producto impactante con gran éxito de público.
La pareja de hermanos asalta bancos formada por un magnífico George Clooney y Quentin Tarantino, se encuentran con una familia con padre religioso que ha perdido la fe (Harvey Keitel) y sus dos hijos (Juliette Lewis y Ernest Liu). Este grupo variopinto, acaba en un local mexicano dónde la trama dará un giro con la aparición de los vampiros liderados por la bailarina que encarna Salma Hayek.
Puede que sus excesos sangrientos (rayando el gore) así como el gamberrismo del que hace gala, sean tanto defectos como virtudes de esta película que, por otra parte, demuestra la valentía de sus creadores en su original manera de plantear temas, que luego ha sido más que plagiada en su estilo que surge directamente de productos de serie B. Marco fílmico a la que son tan asiduos Robert Rodríguez como Quentin Tarantino. Un claro ejemplo ha sido el estreno simultaneo (como las antiguas dobles sesiones) de Grindhouse: Death Proof / Planet Terror (2007).
Lo que resulta evidente es que se lo pasan bien llevando a la pantalla sus invenciones y la diversión que transmiten, me resulta más que envidiable. El resultado es que conectan con un público asiduo y además permanecen fieles a su manera de entender el negocio del cine. Reseñar que en 1999 se estrenó una secuela que no he visto pero que ha recibido palos a diestro y siniestro por su mala calidad.
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