Primer largometraje de Harold Lloyd que empezó siendo concebido como un corto pero al que se le añadieron escenas, principalmente gags, para llegar hasta los cuatro rollos de la época (unos 46 minutos).
El protagonista se alista en la Marina y rescatará a la chica raptada por un sultán. No es nada del otro mundo, persecuciones, caídas, amores y su film más ambicioso en cuanto a duración pero no el que mejores resultados de calidad ofreció. A partir de su siguiente película, Harold Lloyd demostraría poder hacer obras de mayor importancia cinematográfica.
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