Un musical con canciones que además mantiene el humor característico de Woody Allen. El director neoyorquino también canta y baila en un film que homenajea a los musicales clásicos del cine.
El amor es el leit motiv de su argumento, con varias historias románticas que sirven de pretexto para desarrollar ingeniosos gags y números musicales en los que los actores interpretan canciones románticas con personajes y situaciones muy típicas de la filmografía de Allen. Me resulta muy buena la conjunción de la comicidad del director junto con los números musicales y especialmente divertida su historia con el personaje de Julia Roberts así como la escena del baile de disfraces de Groucho Marx.
Supongo que para los que critican a Woody Allen por hacer supuestamente siempre la misma película, aquí tendrán que admitir que aunque su humor sigue siendo el mismo, lo ha sabido mezclar con un típico musical y que el resultado es bastante aceptable salvo que no te gusten los musicales o el cine de éste director.
El amor es el leit motiv de su argumento, con varias historias románticas que sirven de pretexto para desarrollar ingeniosos gags y números musicales en los que los actores interpretan canciones románticas con personajes y situaciones muy típicas de la filmografía de Allen. Me resulta muy buena la conjunción de la comicidad del director junto con los números musicales y especialmente divertida su historia con el personaje de Julia Roberts así como la escena del baile de disfraces de Groucho Marx.
Supongo que para los que critican a Woody Allen por hacer supuestamente siempre la misma película, aquí tendrán que admitir que aunque su humor sigue siendo el mismo, lo ha sabido mezclar con un típico musical y que el resultado es bastante aceptable salvo que no te gusten los musicales o el cine de éste director.
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